15 enero 2009

EDUCAR EN VALORES DESDE LOS HABITOS DE COMPORTAMIENTO: HACIA UN PROGRAMA DE INTERVENCIÓN

EDUCAR EN VALORES DESDE LOS HABITOS DE COMPORTAMIENTO: HACIA UN PROGRAMA DE INTERVENCIÓN

Un articulo que merece la pena reflexionar

escrito por ...
Manuel González Muñoz
Universidad Autónoma de Madrid
manuel.gonzález@uam.es

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Unos pequeños recortes ....
  • Educar es, en definitiva, promover el desarrollo de los valores humanos. La educación procura formar personas valiosas en ideas y actos, y por tal se entiende aquellas que encarnan muchos valores y virtudes.
  • El desarrollo humano en sentido natural es consecuencia del desarrollo armónico de las virtudes o valores. En esta línea de reflexión, la finalidad de la educación sería dotar al alumno del sistema de valores necesarios para su perfeccionamiento personal. En la promoción de los valores cabe diferenciar, a nuestro entender, tres campos propios del quehacer educativo: la formación de criterios para la acción, la ayuda a encontrar satisfacción en su práctica y la formación de hábitos. Partiendo siempre del nivel de capacidad individual, pues cada persona es siempre el punto de partida del proceso educativo. Llegados a este punto, nos gustaría resaltar que la meta de la formación en valores es el cambio de comportamiento. Y para que este cambio sea eficaz debe cumplir tres condiciones imprescindibles: ser operativo (convertirse en acción), cuantificable y transitivo (beneficiar a su entorno).
  • A nuestro juicio, la finalidad de la educación en valores podría resumirse en despertar y reforzar en la persona de cada alumno el propósito de ser:
─ Dueño de sí, ordenado en su porte personal y la organización de su esfuerzo y tiempo.
─ Trabajador en su aspiración constante y esforzada por la obra bien hecha.
─ Generoso en compartir sus cosas e incluso su vida con quienes le rodean.
─ Responsable en su actuar libre, comprometido con su propio proyecto personal de vida.
─ Alegre en su actitud frente al mundo y la vida.

Conclusiones.

La sociedad actual reclama con insistencia una educación de los valores para la juventud. La respuesta de la escuela debe ser la promoción de los valores propios de la dignidad del ser humano, pero la sistematización didáctica para la promoción de los valores morales plantea ciertas dificultades al profesorado. De forma intuitiva se venía suponiendo que la práctica deportiva formaba en valores de por sí, pero esto no goza del apoyo de la investigación científica.

Los valores son cualidades abstractas que se manifiestan objetivamente en las obras, y la virtud es un conjunto de hábitos que nos permite obrar bien; luego, la educación moral podría resumirse en la promoción de disposiciones estables (hábitos) que permitan obrar bien. La actividad físico-deportiva, por sus especiales implicaciones, constituye un buen medio para la creación de hábitos que forjen al alumno en los valores y las virtudes morales.

Un programa bien estructurado a partir del cumplimiento reflexivo de las normas de comportamiento cotidiano es un medio eficaz para un aprendizaje ético y social de carácter práctico, puesto que se funda en la propia experiencia del alumno. Mediante la práctica de normas relativas a un valor, se irán desarrollando
hábitos operativos sobre los aspectos del comportamiento relacionados con ese valor; apareciendo así la virtud, es decir, el compromiso con el valor a que dichos hábitos se refieran. Y tras adquirir diversos valores, éstos se organizan en un sistema que caracteriza el comportamiento de la persona que los posee.

© Conocimiento, Educación y Valores.
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GONZÁLEZ MUÑOZ, M.